Ahora que las temperaturas comienzan a descender, es importante saber cómo va a afectar el frío a nuestra piel y si podemos cuidarla de tal manera que minimicemos su impacto.
A pesar de las lluvias, de la nieve y del mal tiempo, la humedad relativa del aire suele descender y el ambiente se vuelve más seco. Esto provoca que la epidermis se altere por efecto de la deshidratación. Lo observamos en nuestro rostro, con líneas más marcadas y descamación. Las zonas que más sufren evidentemente el rostro, las orejas, la nariz, las manos y las piernas y los pies, que pueden sufrir desde descamación y picor, hasta sabañones, pasando por arañas vasculares e incluso vasculitis.
¿Qué los produce?
El frío adelgaza la capa córnea de la piel y la consecuencia visible es un efecto similar al de la piel seca. Esto es debido a que perdemos células con mayor facilidad, lo que produce excoriación e inflamación por las inclemencias temporales. Además suele ser una época en que bebemos menos líquidos, debido a una menor sensación de sed, y eso provoca un descenso de la hidratación celular. También puede desencadenar patologías como la dermatitis por el efecto de rascado secundario al prurito que genera.
¿Qué podemos hacer?
Limpieza: Se deben realizar lavados cortos y no muy intensos. El agua ha de estar siempre templada, para evitar que las oscilaciones de temperatura provoquen arañas vasculares por cambios en el calibre venoso por la vasodilatación. Usar un buen jabón con un sobre-engrasado de aceites con propiedades adecuadas a las particularidades de tu piel. Tras la ducha, por ejemplo, intentaremos secarnos de forma suave y si es necesario, aplicar una crema corporal o un aceite, para incentivar la regeneración celular más rápida y para alargar la vida las ya existentes.
Hidratación: El frío provoca indirectamente un aumento de la sequedad de la piel. La capa córnea que nos protege de los cambios de temperatura se debilita y requiere mayor regeneración celular. Por eso se recomienda, dependiendo de nuestra tipología de piel, un mínimo de 2-3 aplicaciones de emolientes hidratantes. Además, necesitaremos productos que contengan
nutrientes y vitamina C, y colágeno para ayudar a la regeneración celular de la capa basal de la piel.
Prestar atención a manos y labios: Es muy importante perpetuar la rutina de hidratación en manos y labios. Resulta habitual
que, por la desgana de ponernos los guantes, suframos lesiones leves en los dedos provocadas por las bajas temperaturas. Debemos prestar mayor protección a las manos mediante hidratación extra y utilizando emolientes con alto contenido de glicerina y urea, para reducir el efecto pruriginoso que produce la vasoconstricción por el frío. Asimismo, se debe aliviar el desprendimiento epitelial que se produce en los labios y en los contornos periorbitales y peribucales. Para ello, recomendamos productos con alto contenido de nutrientes e hidratantes.
Fotoprotección: Aunque creamos que la radiación ultravioleta afecta solo en épocas de sol, se sabe que, precisamente porque nos descuidamos, en invierno el rostro y en especial los labios reciben mayor impacto. Lo notamos, por ejemplo, en quemaduras labiales de primer grado en época de esquí, al reflejar la nieve hasta un 80 % más de radiación que en una exposición habitual.
Hábitos saludables: El tabaco o el alcohol generan radicales libres que oxidan al aumentar las sustancias de degradación en el estrato córneo. Además, producen vasodilatación central con vasoconstricción periférica, donde se encuentran los vasos de la piel, lo que se traduce en un menor gasto sanguíneo en estas zonas, de modo que disminuye su nutrición y empeora su aspecto externo. Así, incrementamos el efecto del envejecimiento prematuro y, sobre todo, se produce mayor descamación.
Para evitar los inconvenientes que provoca el frío, como para todos los problemas que puede padecer la piel, lo primero hay que atajarlos con el uso de un buen jabón, con un sobreengrasado adecuado al problema. Las cremas y aceites son muy importantes, pero siempre van en segundo lugar en la importancia a la hora de atajarlos. La creencia general es que pensamos en buscar la solución en una crema, en cuanto aparece cualquier problema de al piel. La realidad es que en la mayoría de los casos con un buen jabón con las propiedades adecuadas, el problema se soluciona sin más. Sencillo, rápido, fácil y mucho más barato.
Y NO OLVIDEIS BEBER AGUA SUFICIENTE lo agradecerá vuestra piel y vuestros riñones, bueno ¡¡todo funcionará mejor!!
Fuente: martiderm.com
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